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Rompecabezas de la guerra contra Venezuela

La saturación informativa alrededor de los últimos movimientos (militares y diplomáticos) del frente externo contra Venezuela dibuja un panorama que, hasta los momentos, plantea más preguntas que respuestas inmediatas e inminentes. Sin embargo, algunos hitos políticos recientes, como la gira del secretario de Estado de EEUU Rex Tillerson por países líderes del Grupo de Lima y la implosión de la Mesa de Diálogo en República Dominicana, lo segundo consecuencia de lo primero, dan cuenta de un nuevo curso de acciones para elevar a Venezuela a la categoría de conflicto internacional; el tan ansiado punto de no retorno donde el acoso geopolítico disuelva las fronteras de la política (interna) y rebase el ya endeble derecho internacional.

William Serafino (Misión Verdad)

PARTE I

Tenaza fronteriza, el triste papel de Borges y una "visita inesperada" en Colombia

La desvenezolanización de Julio Borges se confirma por la estridencia del acto, y el hombre que se ve a sí mismo como bisagra entre lo que puede significar la recuperación del país en todas sus dimensiones o la precipitación de un escenario letal, opta por lo último a conciencia de que la primera opción no arroja las comisiones prometidas ni mucho menos la glorificación de ser partícipe del asesinato de la nación bolivariana. "Venezuela es una enfermedad contagiosa": esa expresión resume bastante bien que las sanciones financieras y económicas coordinadas con EEUU están movidas por una esencia que supera la coyuntura: la higienización cultural del país, borrar al chavismo, con Constitución, elecciones y todo su marco político, como último arraigo real de la historia venezolana que sobrevivió al oleaje de la globalización.

Lo que aguardaba detrás, o más bien lo que se ponía en riesgo si se daba un acuerdo de convivencia nacional, era el despliegue de agendas de alto voltaje que van desde la mutación del conflicto venezolano a uno internacional, donde la multiciplidad de intereses en el mediano plazo y los riesgos por asumir solo consiguen sumar a la prolongación del caos, hasta la escenificación de una situación de emergencia (humanitaria) de tal tamaño que derivaría, y de ahí la importancia del lenguaje y la propaganda como armas de guerra, en una salida militar inminente, interna o externa, o combinada.

En tal sentido, los llamados que incitan a un golpe militar en Venezuela, primero durante la gira de Rex Tillerson y luego secundado por el senador Marco Rubio, podría decirnos que no se trata de una invitación alegre y sin receptor, aunque tenga rasgos de desespero e incertidumbre.

Cuesta creer que Tillerson y Rubio se expongan al ridículo internacional de verse en el mediano plazo con una invitación que nadie a lo interno de la FANB atendió, y de ser así estarían certificando que la única opción viable para derrocar al chavismo es la intervención camuflada o directa. Es poco probable que la inteligencia estadounidense no esté trabajando alrededor de la FANB, más aún luego de las confesiones del jefe de la CIA, Mike Pompeo, sobre el estudio que realizó a lo interno de los componentes del ejército venezolano previo a las sanciones del Departamento del Tesoro.

Sobre los movimientos militares en las fronteras con Colombia y Brasil, parece cuestión de sentar un precedente y enviar un mensaje geopolítico, al menos en las primeras de cambio, toda vez que la gira de Rex Tillerson estuvo marcada por las "preocupaciones" sobre la creciente presencia de China y Rusia en la región, a lo que el secretario respondió con el retorno de la Doctrina Monroe. Colombia como extensión política y geográfica de EEUU es el escenario ideal para esto, y la visita del Almirante Kurt Tidd, jefe del Comando Sur, solo viene a atornillar esa noción de presencia que ven peligrar.

Hecho que tampoco deja por fuera que las maniobras en sí tengan atributos de provocación, pues si el marco semántico y narrativo global intenta amoldar a Venezuela como una "amenaza regional", que por descarte simple requiere una respuesta del mismo calado, el curso de acciones podría indicar que aguardan por una reacción desproporcionada de Venezuela, allí entra la franja peligrosa de las operaciones de bandera falsa y los falsos positivos para fabricar un hecho desencadenante, que justifique un enfrentamiento de tipo "defensivo", y por ende, el involucramiento del Comando Sur en respaldo de sus socios.

Exacerbar el cuadro migratorio venezolano con las medidas tomadas por el gobierno de Santos y las que posiblemente tomaría el de Temer, intenta potenciar la propaganda humanitaria contra Venezuela a modo de compensar el trágico vacío político que han dejado los actores del antichavismo.

Pero también significa la creación de un entorno rentable si se le ve por lo político y por lo económico. Bajo un contexto en el que el país es víctima de un poderoso bloqueo financiero que extrema sus condiciones alimentarias y sanitarias, ahora se suma la amenaza de embargo para llevar la situación al límite, calentar la frontera prevé un punto de inflamación por el cual intentarían desestabilizar la acción del Gobierno sobre el foco económico, a medida que se intensifica el caos interno y las instituciones multilaterales movilizan el tema a los estadios más altos y resolutivos. No es coincidencia que el Grupo de Lima y Luis Almagro desde la OEA intenten elevar su vocería como reacción a estos movimientos en el terreno.

El Comando Sur plantea el caos, donde grupos irregulares modelen el comercio y la economía regional

El ciclo de violencia en 2017 también nos trae una lección para este 2018 que comienza con grandes turbulencias para la estabilidad del país: cuando asoman la cabeza los operadores internacionales de EEUU es porque a lo interno se preparan salidas violentas, aunque no sólo de esa condición depende su total o parcial efectividad.

El otro frente (el económico) no es menos perverso: restringir y reordenar el paso fronterizo es el subterfugio que transforma la canalización de la "ayuda humanitaria" (made in USA) en un atractivo negocio para gobiernos de naturaleza corrupta y voraz; así lo hace ver el ministro de Hacienda colombiano, Mauricio Cárdenas, cuando habló de un "plan de rescate financiero" para Venezuela (de 60 mil millones de dólares) cuando el chavismo caiga. Un pago por adelantado parece haberse fraguado durante la gira de Rex Tillerson, a los servicios de no reconocer los resultados de las elecciones presidenciales en Venezuela y respaldar un mayor cerco político, financiero, diplomático (y ahora militar) contra el país.

CORTESÍA: Equipo misión Verdad

enlace: http://misionverdad.com/COLUMNISTAS/los-planes-del-comando-sur-y-el-rompecabezas-de-la-guerra-contra-venezuela

Leal Verdad Venezuela

 

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